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Cómo compartir el baño con independencia

¿Cuántas veces habéis escuchado o dicho el refrán “Compartir es vivir”? Seguro que más de uno nos podemos declarar culpables de ello. La verdad es que somos mucho de compartir, no solo nuestros recuerdos a través de fotografías o nuestras escapadas vacacionales por las redes sociales, sino también las estancias de nuestro hogar, ya sea con compañeros, amigos, familiares o nuestra pareja.

Nos encanta compartir, eso está claro, pero cuando nos encontramos viviendo con alguien y coincidimos a la vez en el baño, adaptar esa estancia para poder disfrutarla a la vez, sin riñas, a veces se complica. O eso creemos. Compartir nuestro baño, asegurando comodidad y funcionalidad, sin tener que multiplicar el espacio, es posible.

Sin ninguna duda, si disponemos de un cuarto de baño lo suficientemente amplio y espacioso como para albergar a toda la familia a la vez, la idea más pragmática es duplicar cada elemento, es decir, tener dos lavabos, dos espejos, dos duchas… De este modo cada uno tendrá su independencia dentro de un espacio armonioso y agradable, sin que deje de ser eficaz. Aunque habrá que tener cuidado de no recargarlo en exceso o acabaremos con un baño al puro estilo victoriano.

Pero no todos podemos optar a esta posibilidad. No pasa nada, hay otra alternativa para cerciorarnos un baño cómodo, en el que no haya conflictos y que podamos disfrutar todos: lavabos de doble seno.

Contar con un mueble con lavabo de doble seno nos permitirá asearnos a la vez optimizando así nuestro tiempo.  Entre los dos lavabos debe haber un espacio notable para poder dejar nuestros productos de aseo personal y así darnos más espacio para poder arreglarnos. Al tener un mueble de doble seno nos beneficiaremos de más espacio de almacenaje para nuestros enseres, así como la opción de colocar dos espejos independientes o uno rectangular de dimensiones considerables para poder ver nuestro reflejo sin estorbarnos el uno al otro.

La convivencia siempre puede resultar algo enrevesada al inicio hasta que nos hacemos a la otra persona o miembros con los que uno vive. Pero compartir nuestras estancias no debe serlo, y mucho menos el baño teniendo un mueble de doble seno. De este modo conseguimos que la armonía siga vigente en la habitación donde a cada uno de nosotros nos gusta desconectar de un día largo y denso, así como activarnos para empezar con energía. Sea como sea, compartir el baño evitando codazos y salpicaduras de agua es factible. Las peleas por ser el primero en poder lavarse los dientes han llegado a su fin.